domingo, 27 de enero de 2013

El flagelo de irnos a dormir.

- Que era lo que querías hablar de la cama?
- Todo ha mejorado en este mundo. Menos la cama.
- No entiendo.
- Vos nunca entendes nada.
- Pero, es que tenes ideas del orto. Yo te escucho siempre delirar por cosas trascendentes  y ahora me salís con esto de la «cama». Tenes mucho tiempo al pedo.
- Si, puede ser, pero mira, yo pensaba. Antes cocinábamos la sopa haciendo fuego con leña, ahora metemos la taza directamente al microondas; hace cincuenta años atrás podíamos tener hasta cincuenta casetts en casa, hoy tenemos quinientas discografías completas en el bolsillo; ayer íbamos a los lugares a caballo y tardábamos meses en llegar, ahora nos movemos en aviones. Todo lo que nos importa ha evolucionado menos la cama, la cama no. Dormir sigue siendo la misma mierda desde el siglo once.
- Te estás poniendo viejo y mañoso. Y delirante.
- Capaz que soy yo, que me estoy haciendo viejo y ya todo me cuesta mucho, pero cuando llega la noche prefiero quedarme dormido en el sillón, o en el suelo, antes que irme a la cama.
- Porque no te gusta dormir en la cama? No hay nada mas cómodo.
- Sólo pensar en la cantidad de cosas que hay que hacer para acostarse me la baja, me frustra. No hay nada automático, todo es manual y torpe, todo es antiguo.
-Sos un vago, eso sos.
- Si, pero me hice vago observado la vida del hombre moderno y todo parece estar bien, me siento satisfecho: un aparato nos avisa la hora de despertar; después una máquina nos calienta el agua para el mate; después un vehículo nos lleva al laburo y nos devuelve a casa por la noche; ya en casa una invención nos entretiene con música, novelas, peliculas o deportes; y otro aparatito nos indica que ya es la hora de descansar.
- Hasta ahí todo es perfecto. Pero?
- Pero justo entonces,cuando más necesitados estamos de lo automático; la peor de las cagadas: antes de acostarnos, nosotros, los hombres modernos, los que ya hemos conseguido no realizar ni un solo esfuerzo físico, tenemos que hacernos la cama.
- No existe un aparato mecánico que nos libre de ese garron.
- En las casas hay control remoto para todo, hasta para bajar las cortinas. Pero no los hay para las actividades que involucran el dormir.
- Solamente los japoneses y los enfermos terminales tienen control remoto en sus camas.
- Ellos sí. A veces me dan ganas de ser amarillo (del verbo tokio o del verbo hepatitis) para que mi cama sea automática y tenga botonera.
- El hombre se ha pasado los últimos veinte o treinta años inventando una cantidad enorme de estupideces.
- Si, pero a la noche, cuando llega la hora de acostarnos a descansar, debemos airear diferentes telas, extenderlas de manera que sus puntas se toquen, simétricas, y colocar los bordes debajo de una bolsa llena de plumas; una bolsa absurda que pesa lo mismo que un termotanque.
- Creo que me estas haciendo odiar algo que nunca habia odiado.
- Yo odio el colchón actual. Lo odio con todas las fuerzas de mi alma. No es posible que, a estas alturas de la vida y avances tecnológicos, todavía haya algo en nuestras casas algo que debamos limpiar pegándole con una escoba en el patio.
- No tiene lógica.
- La tecnología y la modernidad parecen estar al margen de los dormitorios. Los avances se quedan en el comedor, en la cocina y en autos de alta gama.
- Mis viejos duermen en una cama estilo colonial del año 1308.
- Te das cuenta?
- Que cosa?
- Si comparamos una cama del año 1308 con otra de este año nos va a costar mucho encontrar un mínimo progreso. Siete siglos muertos, a la deriva de la ciencia, En setecientos años, sólo hemos conseguido ponerle elástico a las puntas de la sábana de abajo.
- Para que no se salga cuando damos pataditas?
-Si, pero para mi que es para que no se salga cuando estas cogiendo.
- Me quede pensndo.
- Ah, ahora pensas también? Dale decime.
- En setecientos años, un elástico? Qué carajo nos está pasando?
- No se que nos está pasando. Pero mientras hablábamos, pensaba en una cama del futuro o la cama moderna.
- Y como sería?
- Tendría que ser una cápsula gigante y hermética, sin sábanas ni frazada ni colchón de pluma. Fantaseo con un artefacto en el que mi cuerpo flota, desnudo y lánguido, siempre a una temperatura perfecta y con un leve sonido de fondo
-Terrible, yo la quiero. Patentala.
- Se llamaría: «cama 2.0» No existiría ni el ronquido ni el insomnio, ni los ruidos externos, ni las pesadillas, ni los pedos con olor. Toda la cápsula estaría atenta a cualquier desliz del cuerpo o del entorno. Las almohadas tendrían un temporizador que las haría dar vuelta solas cuando percibiera nuestra cara con calor. Y, por supuesto, nosotros mismos estaríamos unidos a un grabador de sueños, para poder ver al día siguiente la repetición de las mejores escenas.
- Ah, la re flasheaste. Saldría un vagón de guita.
- Si, supongo. Pero la gente la pagaría.
- Esperemos. Faltará mucho para ese futuro?
- Yo no sé si falta mucho o poco para que lleguemos a este punto del confort. Pero lo veo muy complicado, porque los científicos están muy ocupados poniéndole más y más pelotudeces a los teléfonos. Qué gente obsesiva.
- Todos somos obsesivos por algo.
- Ahora me acuerdo de una frase de Juan Rulfo, un escritor que leí en la secundaria
- Juan Rulfo? El escritor de Pedro Páramo?
- Si, ese; cuenta que el protagonista se está quedando dormido sobre una roca áspera, después de haber andado todo el día por el desierto, y dice, antes de quedarse frito: «El mejor colchón es el cansancio.»
- Puede ser, sí... Puede ser.
-En esa época los hombres se agotaban mucho, caminaban kilómetros enteros, trabajaban con las manos y la espalda, comían poco.
-Es decir, antes la gente se esforzaba. Pero ahora ya no.
- Hemos abolido el cansancio, hemos eliminado el sudor de la frente. Hoy el único trabajo físico que nos queda es hacer la cama antes de acostarnos.
- Soy como el perro de Pablov, de tanto hablar del tema me dio sueño.
-Y andate a dormir.
- No quiero.
- Por?
- Porque me tengo que hacer la cama.

No hay comentarios:

Publicar un comentario