Freud explicaba la idea del tiempo sosteniendo que por más relojes que
pusieramos al día, el tiempo no es cronológico, sino lógico. Eso
explicaría que, por ejemplo, los 15 minutos que esperás un bondi sean,
en apariencia, más largos que los 15 minutos que le dedicás a charlar
con un amigo.
Pero dentro de esta paradoja del tiempo hay una
variante que se puede explicar de una manera mucho más matemática que
conceptual, y tiene un efecto universal sobre todas las personas. Uno no
nace diciendo ¡qué rápido se pasó este año! ¿no? Ese comentario es algo
que uno empieza a decir, justamente, con los años. Pero ¿por qué existe
esa sensación de que los años pasan cada vez más rápido? Bueno, una vez
me dieron algo muy parecido a una respuesta que brinda la siguiente
explicación (adhiero un planito que hice para ir mirando mientras se lee
la misma):
Uno nace y al poco tiempo cumple un año, ¿no? Ese año
que cumpliste representaba, en aquel momento, el 100% de toda tu vida.
Pero claro, si mantenemos la medida del año como parámetro podemos ver
cómo, cuando cumplís dos años, un año pasa a ser el 50% de tu vida. Acá
es donde viene lo interesante.
Si
cuando cumplís dos años, un año es el 50% de tu vida, también pasa que
cuando cumplís tres años, un año pasa a ser el 33,3% de tu vida. Y eso
quiere decir que un año va a ser el 25% de tu vida cuando cumplas
cuatro, y el 20% cuando cumplas cinco y así, matemáticamente, ese
porcentaje de lo que representa un año en el total de tu vida disminuye
con cada año que cumplís. Por eso, cuando llegás a cumplir, por ejemplo,
treinta años, un año representa apenas el 3,3333% de toda tu vida.
Lógicamente, el porcentaje disminuye año tras año, y, en consecuencia,
un año cada vez te representa menos.
Por eso, es que virtualmente
se pasa cada vez más rápido el tiempo en tu vida. No porque te
aceleres, o vivas a mil, o porque despistadamente se te pase sin darte
cuenta, sino porque eso que disminuye es, en efecto, lo que a vos te
representa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario