viernes, 21 de septiembre de 2012

La Ansiedad



¿Será lo que persistentemente desencadena venir acá a escribir, es una pregunta? No se si es retórica, no se si es capciosa o solo una justificación para una catarsis. Pero si hay algo que sé, es que esa pregunta genera otra y otra y otra y así siempre forjando mil interrogantes y nunca una respuesta concreta. Debe ser que tapamos o encubrimos el poder de respuesta con otra pregunta. Hoy por ejemplo no se de que hablar, en realidad no se bien que es lo que quiero expresar, será que tengo miles de dudas al respecto, dudas, preguntas, incógnitas sin resolver, pasados que vuelven a un presente invadido por la incertidumbre de un futuro fortuito, la ansiedad de querer resolver algo que no esta a nuestro alcance. No sabia de que hablar, pero acá estoy, tirando palabras al azar, el aleatorio, dulce y puto azar, aquel que nos emociona y otra vez nos genera la desazón de querer saber qué será? Todo se resume a una ansiedad, ansia que muchas veces nos traiciona y nos deja con las manos vacías. Nos impide pensar, resolver, solucionar, remendar, actuar, desenvolverse, intervenir, concretar, definir, escuchar, sentir, percibir. El doble filo que cada vez que se hace presente nos corta, nos deja una marca, una huella, una herida, una cicatriz que cada vez que la vemos o sentimos nos hace dar un paso atrás, ahí, en ese momento nos dimos cuenta que aprendimos, dedujimos que la ansiedad nos enseño a saber reprimirla. Nadie quiere vivir marcado por malas experiencias, ese es el doble filo, el dolor de haber actuado mal y la prudencia que adoptamos a la hora de buscar una respuesta a nuestras preguntas. ¿La ansiedad es lo que nos lleva a generarnos preguntas? Algo de relación debe tener, no quiero profundizar semánticamente y mucho menos en el campo de la psicología. Es solo una pregunta, pero no voy a negar que no me genere agitación saber la respuesta a semejante planteo. Otra vez, es un círculo vicioso. Vicios que el deceso de ellos nos generan, que? Ansiedad. Durante nuestro día a día la sosegamos, la aplacamos, la serenamos, sabemos opacarla, camuflarla, desfigurarla, disimularla, satisfacerla, reducirla, someterla, minimizarla, con una charla, con un psicólogo, con comida, con la bebida y con el clásico cigarrillo. Este último, es algo sorprendente, es inteligente. El cigarrillo, sabe cuando terminamos de comer y lo fumamos porque estamos sastifechos, lo fumamos cuando tenemos una duda que nos quita el sueño o simplemente lo fumamos antes de dormir y cuando discutimos para calmarnos otra vez la ansiedad.

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