Últimamente me llama mucho la atención cosas cotidianas, que
pasan casi desapercibidas, me pongo a pensar quien será el director de la
agencia de "diseño de repasadores" pienso como serán las
charlas entre el diseñador y el director: "-pensé que seria buena idea
ponerle cubiertos antiguos o unas naranjas cortadas a la mitad, vos que decís?
-Genial! me parece fantástico! novedoso, mándalo a imprimir!" Lo
cotidiano, eso que no llama la atención, lo que ya tenemos incorporado como normal,
a mí me parece algo fantástico. Al igual que las herramientas y sus nombres híper
creativos, pela papas, pisapapeles, encendedor, licuadora y así podría
estar todo el día enumerando miles de artefactos que ya por su simple nombre
quedan rotulados a esa función, porque no usar un pela papas para pelar
una manzana? o un pisapapeles para romper una nuez? Obviamente yo hago
eso, me cago en la función designada a cada cosa para darle una vida útil para
otra, como un cuchillo de destornillador o de escarbadientes. Me fascina la cotidianeidad
y todo lo que la compone. Otra de las cosas de esas que pasan día a día que me
sorprende es la música, escucharla cuando estas mal y que te cambie el humor,
si, ya se que es un cliché, o enamorarse por dos semanas de una canción y que esa
canción te lleve a descubrir otra y así en un loop eterno, cerrar los ojos y
sumergirse en la letra, vivirla en nuestra imaginación, interpretarla según
nuestros recuerdos o fantasías, la música nos da la posibilidad de ser quien
realmente queremos ser, eso que anhelamos, cantarla en voz baja o en la ducha o
cuando estamos solos, es algo que no me deja de sorprender.
No hay comentarios:
Publicar un comentario